Lo primero que llama la atención de Chiloé son sus atractivos naturales. Tantos, que una gran parte de su flora y fauna está protegida en parques nacionales y privados. Además, cuenta con lugares perfectos para quienes gustan de la vida al aire libre, los deportes outdoor, la pesca o la navegación.
La arquitectura de la isla es otra característica que sobresale: sus casas de madera y tejuelas de alerce, sus palafitos ubicados principalmente en Castro, y por supuesto sus numerosas iglesias, 16 de ellas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La gastronomía chilota es otro de sus atractivos, resultado de una fusión entre la cocina mapuche, española y más tarde chilena y argentina, que utiliza en su mayoría ingredientes naturales de la zona, como papas, pescados y mariscos.
Pero la isla también tiene un encanto místico que atrae por sus historias y leyendas, compuestas por misteriosos y mágicos personajes como la Pincoya, el Trauco o el Invunche; o por el buque fantasma Caleuche.
Estas son solo algunas de las razones por las que Chiloé es uno de los principales destinos turísticos de Chile. Y en los últimos años, una de las zonas más requeridas en el sur para vivir, sobre todo por familias que emigran desde las grandes ciudades.
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